El ojo indiscreto de Google
 

La simple e innovadora herramienta Street View de Google Maps, con la que el buscador prometía el día de su lanzamiento caminar virtualmente por las ciudades, además de eso, ha provocado un nuevo debate sobre la privacidad.




Y también ha propiciado una nueva forma de matar el tiempo frente a la página del servicio de mapas, el «streetspotting».

Street View muestra la foto de una calle al pinchar sobre ella en el mapa. Aún más. Si «cliquea» en las flechas que aparecen en la imagen, recorre toda la calle y hasta puede girar para ver los edificios o lo que haya. Para poder ofrecer este viaje en tres dimensiones, de momento sólo por cinco ciudades estadounidenses (Nueva York, Miami, Denver, Las Vegas y San Francisco), Google peinó las calles con un vehículo desde el que se captaban detalladas imágenes. Detalladas porque se reconocen caras de transeúntes, matrículas... Algunas voces ya se han quejado porque lo ven como una amenaza a la intimidad de las personas: la herramienta muestra a unas jóvenes tomando el sol; el traicionero tanga de una chica en el interior de un coche; a un posible ladrón (se le ve escalando por una vivienda); un enigmático peatón al que le falta la cabeza; o un coche que pasa el límite de velocidad permitida. Lo malo es si a uno le pillan viendo el escaparate del «sex shop», saliendo de una casa de citas o quién sabe cómo.

Claro, otros usuarios están encantados con las vistas de Street View. El entusiasmo incluso ha llegado a algunos medios digitales, que retan a los internautas a hacer de mirones. Animan a enviar las mejores o más curiosas imágenes del servicio. Luego, ya se sabe, las publican, se votan y... a circular por el «ciberespacio» («envíe a un amigo»). Wired ([url]www.wired.com[/url]) o CNet (news.com.com) son algunos de ellos. Cuelgan en sus páginas las imágenes encontradas por los internautas, en una nueva práctica denominada «streetspotting». Porque o se encuentra una foto singular por casualidad o el divertimento da para horas y horas frente a la pantalla. Las calles españolas, de momento, están a salvo.