Un turista llega a un poblado de las laderas de los Andes. Se queda asombrado de la longevidad que parece tener su gente.
-¿Este pueblo es muy sano, no? –pregunta a un indígena.
-Sanísimo. Hace un montón de años que no se muere nadie.
En esto, pasa por la calle un cortejo fúnebre, a lo que el turista pregunta extrañado:
-¿Y entonces, quién es ese que ha muerto?
-Es el sepultero. El pobre se ha muerto de hambre.
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