Sin acritud, y sin hacer referencia a nadie en particular, pero... sinceramente, yo penaría con cárcel a todos aquellos que conducen con cualquier tasa de alcohol, por pequeña que sea. Para mi, conducir después de haber bebido es una falta de respeto y un desprecio total al resto de conductores y de peatones, puesto que les ponemos en riesgo sin tener necesidad de ello. Si una persona que ha bebido sufre un accidente, pues allá esa persona, pero si se lleva a alguien por delante....
En España no acabamos de asumir que beber y conducir son dos efectos incompatibles. Por eso, aunque suene duro, soy partidario de la cárcel para todo aquel que conduzca después de haber bebido.
Saludos desde el sur
Efebo
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SI SECRETUM TIBI SIT,
TEGE ILLUD, VEL REVELA.
Ni olvido, ni perdono
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