La isla de los cien mil alcatraces, Bass Rock  pedrada 
TEXTO: MIGUEL ÁNGEL BARROSO. NORTH BERWICK (ESCOCIA)
El «Braveheart» abandona el abrigo del puerto de North Berwick, en la bocana del fiordo de Forth, al este de Edimburgo. Dougie Ferguson conduce el barco hasta aguas abiertas; el mar está algo picado y el cielo amenaza lluvia; un día razonable en opinión del patrón. Cortando el horizonte se ve un islote tapizado de blanco. Una bonita postal sin mayor misterio. La primera impresión es que la vegetación autóctona está en plena floración, o que alguien ha espolvoreado azúcar glasé sobre el peñasco, pero conforme el pequeño pesquero se va aproximando la roca va cobrando vida y chilla ruidosamente, como un leviatán que usara un disfraz pétreo para sus emboscadas. Los acantilados y la cima se cubren de aleteos. Maggie Sheddan, guía del Scottish Seabird Centre, sonríe: «Son alcatraces». La evidencia multiplica el asombro. Hay unos cien mil y apenas dejan ver el suelo de Bass Rock. Forman la mayor colonia del mundo de esta fotogénica ave marina —en la parte central de la estación de cría se han llegado a contabilizar más de 120.000 individuos en este lugar—, el paraíso soñado por los ornitólogos. A los pies de los cantiles, con los prismáticos ya como instrumento accesorio, uno tiene la sensación de haber llegado navegando al planeta Alcatraz. |