Un capricho de marinero.
Un marinero llevaba varios meses navegando así que cuando por fin llegaron a tierra se fue a una casa de señoras de mala vida y expuso su capricho a la madame.
- Mire usted, llevo mucho tiempo en alta mar y mi sueño es que una mujer me practique una fellatio excepcional.
La madame se queda pensando en quien podía hacer semejante trabajo y, por fin, después de un rato, mandó llamar a Emiliana, una negra descomunal con unos labios enormes y carnosos.
Cliente y profesional suben a la habitación y él se estira desnudo sobre la cama al tiempo que Emiliana comienza con su trabajo.
¡¡Brrruuppss, Brurrpppsss!!, se escuchaba en todo el inmueble.
De pronto, el marinero grita:
-¡¡Para, para, por favor!!
¿Qué pasa? preguntó la negra asustada.
- Es que se me están metiendo las sábanas por el culo...
Salúos.
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