Por un camino vienen paseando dos jesuitas, con sus hábitos impecables y su buen calzado, de frente se le acercan dos franciscanos, con su hábitos roidos y sucios y sus pies casi descalzos. Al verlos, se dicen los jesuitas:
”Mira por ahí vienen dos franciscanos, vamos a tomarles el pelo”.
Llegados a su altura, les saludan: “Buenas tardes, hermanos: ¿qué tal la jornada?”
Estos les responden: “Bien, pero un poco cansados de andar por esos caminos”.
-Bueno… eso está bien. Vereis el hermano y yo veníamos hablando sobre un tema al que no sabemos dar respuesta, haber si vosotros nos podéis ayudar: ¿Cuándo nació Nuestro Señor cómo nació, con los ojos cerrados o abiertos?
Los franciscanos se mirán entre sí y responden:
-Pues no sabíamos deciros, pero si aguardáis un poco, como tenemos aquí al lado el convento, nos acercamos a preguntarle al abad y os traemos la respuesta, pues seguro que él lo sabe.
Marcharon los pobres franciscanos, dejando a los jesuitas muertos de la risa.
-Me gustaría ver – se decían- la cara del abad cuando le hagan semejante pregunta.
Al cabo de unos minutos volvieron los dos frailes casi corriendo.
-¡Hermanos dice el Abad que cuando nació Nuestro Señor nació con los ojos cerrados!
-¡Ah, sí…! -contestan los dos jesuitas asombrados.
-Si,y dice que después los abrió y miró hacia la derecha y le preguntó a San José: padre éste que está a mi derecha ¿quién es? y San Jose le dijo: Hijo esa es la mula. Despues miró a su izquierda y le preguntó: ¿Y el de mi izquierda? Y le contestó: “ese es el buey”. Y que entonces Nuestro Señor le dijo: “PUES DESDE AHORA ESTOS SERAN LA COMPAÑIA DE JESUS”.
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