DOS CORSOS
Apoyados en el tronco de un olivo
dos corsos estaban echando una siesta,
en el lado opuesto de la carretera.
A más de cien por hora viene un transporte de blindados
que, como lleva demasiada velocidad,
se sale de la carretera, desciende la pendiente
y se viene abajo en el otro extremo del campo.
El camión se despatarra,
los dos vigilantes se desmayan,
y las bolsas de los fondos se rompen
dejando escapar una montaña de billetes.
Entonces, uno de los dos corsos
se recupera ligeramente y le dijo a su amigo:
"Oh Doumé!
Si el viento se levanta,
somos millonarios ... "
__________________
"Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace"
|