Un viajante de comercio que se casó con una chica francesa.
Después de la luna de miel, el chico tuvo que salir a un largo viaje y al partir le dijo a la chica:
-Ten cuidado con lo que haces. Aquí, en España, si la mujer nos engaña nos salen cuernos.
Total que se va y a los tres meses, cuando regresa, la francesita le abraza efusivamente, le pasa la mano por la frente y le dice:
-¡Mentiroso!
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