Una mujer de negocios tenía que hacer un viaje a La Habana.
El marido, delante de sus amigos, siempre le decía:
-Cuando regreses, ¡tráeme una mulata!.
La tia estaba ya mosca con la broma.
El día que se fué, se reunió toda la familia en el aeroperto para despedirla y alli cuando iba a embarcar el marido, de nuevo, delante de toda la familia de dijo:
-¡Acuerdate de traerme una mulata!

A los quince días, otra vez, toda la familia fué al aeropuerto a recibirla.
Nada mas salir por la puerta de llegadas, el marido le pregunta, a voz en grito, delante de todos:
-¿Me has traido la mulata?
-¡Mira chico!, yo he hecho lo que he podido. ¡Escocida me dejó el negro y casi no puedo andar!. En nueve meses sabremos si es mulata o mulato.