Al principio, cuando venía los fines de semana a este pueblo, solía dormir en casa unos kolegas que me enviaban a la buhardilla. No estaba mal, sólo había que tener cuidado al levantarte no te dieras con los cuernos en una viga, aunque el gran inconveniente que tenía era la gran claraboya de vidrio que tenía, la cual no te permitía dormir hasta más tarde de las 10 en días soleados, era igual, aunque te fueras a dormir a las 8 con una borrachera de campeonato. Las resakas eran importantes.
Después de unos meses, ya me había echao novia por estos lares y sus padres se apiadaron de mi, ya que tenía que pagar el alquiler de todo un mes para venir sólo los findes. Me dejaron, pues, ir a dormir a su keo, eso sí, cada uno en su habitación, o eso creían ellos.
Un domingo de resaka tremenda, ya que fuimos a cenar a un zackyfiles que tenía un vinillo de lo más xungo, aparte de toda la noche ingeriendo cubatas y xupitos y fumando a destajo. Después de comer, comencé a tener una serie de movimientos espasmódicos en el estómago. Más espaciados al principio, pero que a medida que pasaban los minutos los lapsus de tiempo se iban acortando. Pensé que era parto y debía parir con urgencia. Así que me dispensé en la mesa y me fuí rápidamente al lavabo para efectuar una deposición diabólica. Me estaba cagando, pa que engañarnos, pero la familia de mi novia estaban descansando en el sofá, reposando la ocmida tranquilamente, y aquella cagada tenía la pinta de ser de las sonoras. Debía ir con mucho cuidado, no era cuestión de que pensaran que era un cerdo, aunque lo fuera.
Sentado en la taza sentía como una andanada...

(Mañana sigo qu eya estoy cansado hoy)

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