Me gusta consultar viejos artículos de prensa, y ver como muchas veces cuadran a la perfección con los tiempos actuales con solo cambiar nombres de personas y partidos.

Así era vista la actualidad en el año 1.873 (a poco más de dos meses de haberse proclamado la I República Española).
Mismos reproches, mismas ilusiones baldías. Como si el tiempo no pasara.

[QUOTE][B]Hay que decirlo ya claramente y sin rodeos. Ni esto es república, ni esto es gobierno, ni esto es país, ni nada. Con el mismo contento con que acogimos la república naciente, creyendo que podría arreglar este cotarro, con la misma franqueza tenemos que decir ahora los verdaderos españoles: - Que nos devuelvan el dinero porque nos han engañado. Si señor; así como ahora han dado en llamar, no sabemos a que, el verdadero pueblo, del mismo modo los que vivimos de la paz y del trabajo tenemos que llamarnos los verdaderos españoles. Nos marearon los moderados, y los unionistas, y los progresistas, y los radicales; y ahora nos marean los republicanos de arriba y los de abajo, y los de enmedio, y los carlistas, y los intransigentes, y los federales, y los unitarios. Ya no hay secreto ni misterio posible. Antes creíamos de buena fe, que o carlistas o republicanos nos habían de poner a la altura de un pueblo civilizado. Ahora ya vemos que los republicanos y los carlistas son ni más ni menos que los demás partidos políticos. Trastornadores, demoledores, sin talento ni juicio, amigos de su medio particular y enemigos disfrazados o descubiertos del país. En el Norte y en Cataluña, merodeo, contribuciones forzosas, atropellos, sangre y desgracias. ¿Estos son los partidarios de la religión, del orden, de la integridad y de la monarquía legítima? Pues no me conviene. En Málaga, en Sevilla, en Cádiz, en Barcelona, presión del pueblo sobre las clases acomodadas, contrabando, negocio, contribución forzosa, independencia, desobediencia y leña. ¿Estos son los republicanos? ¡Pues nos hemos lucido! En Madrid mucho suelto en los periódicos, mucha discusión en las Cortes, grupos amenazadores a la puerta, debilidad en el gobierno, alarma constante, clases conservadoras que no tienen ni el instinto de conservación, y republicanos que piden destinos. Un gobierno sin fuerza y sin autoridad, y una población que va a los toros. ¿Esto es el gobierno? ¿Esto es la capital? ¿Esta es la unión y la concordia, fuentes de paz y de riqueza? Pues será cosa de irse al extranjero antes de que se nos coma el gobierno o el pueblo. Nada, nada, nada, no hay que hacerse ilusiones. Esto es un belén, y el que sepa trabajar y quiera vivir en paz en el seno de la familia, tendrá que hacer las siguientes reflexiones que nosotros hacemos: - ¿Cuál es mi deber en estas circunstancias? ¿Ofrecer como ciudadano mi apoyo al gobierno constituido? Como no pruebe que soy republicano por parte de padre, y federal por parte de madre, y que asisto a los clubs y que no creo en Dios, el gobierno no querrá mi apoyo porque la república es de los republicanos, y en ella no caben los reaccionarios. ¿Qué hago?, ¿La oposición? Si voto candidatos contrarios del gobierno o cosa así, me van a matar de un palo a la puerta del primer colegio electoral a donde me acerque. ¿Hago oposición armada? Yo nunca he manejado un fusil ni soy hombre de acción... Si me declaro vecino honrado, me anatematiza el pueblo ... Si me declaro pueblo, no soy verdadero pueblo porque llevo levita... ¿Me asocio a las clases conservadoras? Estas no se resuelven a ponerse de acuerdo, y el tiempo vuela... Decididamente emigro si esto no cambia pronto de aspecto.

[COLOR="Red"]NOTAS. Me acaban de asegurar que esto cambiará. Añaden que será muy pronto. Va a haber otra batalla, y volveremos a empezar. Ahora resulta que estamos al principio de la revelación de Septiembre de 1868. Ha subido el pan. Ha bajado el vino. ¡Viva la paz! ¡Vivaaaaa!
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[/B][/QUOTE]
El Garbanzo (Madrid). 24/4/1873

Salud