Muy bueno el hilo, jejeje, se pasa un buen rato.

Voy a aportar mi granito de arena.

Esto pasó en un viaje que hicimos 6 amigos de la universidad al final de curso a Salou. Un Por supuesto el viaje a Port Aventura era obligado, así que allí que nos plantamos. Un día especial para uno de nosotros.

Nada más llegar, al Dragón Kan, como no, y yo no he visto a nadie más blanco que este muchacho tras bajar de él. Se tuvo que sentar 15 minutos para que se le pasara. Nada, que todo el día ya sin montarse en absolutamente nada.

El caso es que seguíamos por allí y pasamos al lado del típico sitio en que golpeas con una maza y sube una bolita que si llegas arriba tienes premio. Y decidimos jugar un ratito. Yo el primero. Hombre, yo soy alto, pero tampoco muy fuerte, así que aquí se trata de no hacer mucho el ridículo, que había mucha gente mirando. Uno apunta bien y golpea. Paso de la mitad de milagro. Bueno, pues nada, le toca al del mareo, ya recuperado, y coge el mazo. El tío estaba bastante cuadrado, de gimnasio, se prepara, agarra el mazo, coge impulso y va el tío y descarga el mazo con todas sus fuerzas. Lo bueno, que iba con fuerza. Lo malo, la colocación. El tío le dió un mazazo al suelo impresionante. Ni tocó la plataforma donde había que golpear. Carcajadas generales entre todo el mundo que estaba mirando, sobre todo nosotros y nadie más intenta el numerito.

Entre risas y cachondeo seguimos el paseo y vemos un sitio donde compiten varios con una pistolita de agua, donde hay que apuntar a un agujerito y a medida que se va llenando de agua sube una figura. El que llegue arriba primero, gana. Pues nada, todo lleno de niños de 12 años hasta que nos toca a nosotros. Ocupamos las seis plazas y a jugar. Empezamos y nada, que el amigo dice que a él su pistola no le funciona. Nosotros seguimos y gana otro amigo. La tía de la atracción extrañada mira la pistola y dice que bueno, que vuelva a jugar con los siguientes. En eso que lo teníais que ver, un tío de 23 años jugango con 5 niños de 12. Era un espectáculo. Arranca el juego, y el tío otra vez, que la pistola no funciona. Los otros jugando. Ya va la tía, mira la pistola y le dice, ¡¡¡ pero tío, tienes que pulsar el botón para que la pistola dispare!!!. Jajaja, todo el mundo descojonado de nuevo, sobre todo los niños de al lado ...

En fin, el día se animaba. Entramos a un espectáculo. Aquí no puede pasar nada. Era en un salón del Oeste americano. Vemos un espectáculo de can-can y hay un tiroteo y matan al sheriff. Pues nada, sale un tío y dice que hay que buscar otro sheriff, que si hay algún candidato. No sale nadie. En esto que escoge el tío a una niña de 7 o 8 años y se pone a buscar a alguien más. Y como no, se fija en nosotros y escoge a nuestro amigo. Carcajada total. El tío se niega a salir, y llegan dos de las del can-can y se lo llevan a la fuerza. A nosotros nos daba algo. El caso es que la forma de elegir al sheriff es por votación, así que el tío pide que la gente grite y aplauda al que más le guste cuando él lo nombre y le dará al ganador una pedazo estrella de sheriff más grande que la propia niña. Bueno, nombra a la niña y todo el salón a aplaudir y gritar para animarla. Todos menos nosotros, claro. Nosotros nos dejamos la garganta, palmas y alma cuando nombró a nuestro amigo. Todo por verle con la estrella por el resto del día. No pudo ser, por mucho que nos esforzamos ganó la niña y nos quedamos sin estrella. Nuestro amigo volvió a su sitio con un color entre rojo, blanco y amarillo en la cara que no era muy normal entre nuestras carcajadas.

Bueno, era imposible que pasara nada más, así que ya estábamos tranquilo y nos fuimos a otro espectáculo. A una pirámide maya donde había que sé yo. Nos fuimos con tiempo para coger sitio, y de paso echar unas siestecita si se podía. Cogimos un sitio cojonudo, cerca del escenario, en el centro, vamos, la envidia de todos. Vemos como nos vamos a sentar, y visto los precedentes, nadie quiere al lado de nuestro afortunado amigo, no vayamos a liarla, pero al final, pues a alguien le toca. El caso es que hay una tía animando a la gente antes del espectáculo y nada, que pide un voluntario y nosotros nos echamos a temblar, ya verás, ya verás, y lo vimos. Increíble, pero lo mira y le dice que suba al escenario. Yo ya no podía más, no podía ser otra vez. Otra vez a negarse él, y la tía con mucha mucha cara, imposible decirle que no. Y encima de paso coge a los que estaban a su lado y también para allá. Yo, suerte de mi, no tuve que hacerlo. Pero vamos, vergonzoso, les pregutó de donde eran, les hizo bailar, contar un chiste, de todo.

Cuando se bajaron el tío dijo que se largaba. Que él se volvía al hotel donde no viera a nadie en lo que quedaba de día. Cojió cabreado y se largó, entre nuestras carcajadas que lo persiguieron hasta la salida, al llegar al hotel, el resto del viaje y por supuesto, cada vez que sale el tema y recuordamos "su día" en Port Aventura.

Bueno, espero haya gustado, y en serio que es verdad tal y como lo cuento, por increíble que parezca.

Bye.