Dos caras, dos mitades de una misma realidad, ha mostrado el Betis hoy en el Santiago Bernabéu. Un primer periodo en el que salió con muchísimo descaro, apostando por el juego que le ha llevado a ser una de las revelaciones de este campeonato liguero. En la segunda parte, los de Mel sólo fueron una sombra de su propia imagen, que vio cómo el equipo local deshacía en jirones el entramado táctico de los verdiblancos.
Inició el encuentro de forma muy esperanzadora el Betis, con un Vadillo que anunciaba una de esas tardes de gloria en las que un joven aspirante se gradúa con todos los honores en la máxima categoría. El canterano dio una buena ración de desborde a Marcelo que concluyó prematuramente, cuando no se había llegado ni al 20 y una carga de Sergio Ramos provocó que el verdiblanco se lesionase una rodilla. Malas noticias, dejaba su puesto a Sergio.
El Betis se recomponía como podía, pero las acometidas blancas se iban sucediendo con más insistencias. Los béticos se iban al descanso con la portería a cero y se auguraba una segunda para la épica.
Sin embargo, en la reanudación todo el trabajo anterior se fue al traste a las primeras de cambio, lo que tardó en asociarse Cristiano con Higuaín. Incluso pudo empatar el Betis de forma temprana, pero ocurrió lo peor, que el Madrid hizo el segundo y ya todo fue rodado para los locales, que terminaron goleando e imponiéndose con claridad.

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